
Correr
Correr un deporte natural
Correr es una acción natural en el ser humano.
Cualquier persona sana puede correr, aunque sea de forma muy lenta. Sólo se necesitan unas zapatillas deportivas y ganas de poner el cuerpo en marcha. Algunas personas añadirían que también hace falta una pista de atletismo, aunque para la mayoría este último requisito resulta innecesario.
Para correr sólo hay que ponerse las zapatillas, abrir la puerta de casa y salir a la calle. Este deporte ofrece grandes recompensas a cambio: contribuye a la pérdida de peso, a la normalización de la presión sanguínea, disminuye el riesgo de trastornos cardíacos, contrarresta el estrés diario, etc.
Por lo que respecta a los beneficios psíquicos, correr disminuye el riesgo de depresión y aumenta la creatividad.
Al correr se diluyen muchas preocupaciones.
Evidentemente, una vez finalizada la carrera los problemas seguirán estando ahí, pero el estado de relajación física y mental que se experimenta después ayuda a afrontar los contratiempos diarios con mucha menos tensión.
Tanto es así que muchos corredores empiezan a correr con el objetivo de perder unos kilos de más y se encuentran con la agradable sorpresa que les aporta una serenidad inusitada.
Era algo con lo que no contaban a priori y a lo que, una vez descubierto, ya no están dispuestos a renunciar.
Además, correr tiene otro valor añadido: quien practica este deporte siempre sale ganando.
No importan las marcas ni las comparaciones con otros deportistas. Cada corredor marca su propio ritmo y mide su propio progreso. No corre contra nadie: sólo contra sí mismo. Y por el hecho de correr, ya gana.
El calzado
Además el equipamiento del corredor es muy sencillo: camiseta, pantalón, calcetines, zapatillas adecuadas.
Si estás en una ciudad como Barcelona y hace un poco de frío en épocas de inviernos, con una sudadera ya bastará.
También es recomendable un poco de música, siempre con un auricular, para no aislarse totalmente del espacio-tiempo, si corres solo.
Si estás en época de verano y el sol te molesta en la cara, te recomendamos gorra o gafas de correr.
El elemento más importante y donde debes prestar mayor atención es en el calzado, sin embargo escoger el calzado adecuado no es tarea fácil, las muchas marcas de calzados que nos publicitan en la actualidad, en muchas ocasiones generan esa confusión en vez de ayudar al corredor.
Característica del calzado adecuado
Hay muchas zapatillas para correr, que van desde las de entrenamiento (resistente y con gran capacidad de amortiguación y las más adecuadas para iniciarse en la carrera a pie) hasta los modelos de competición sobre asfalto
Las famosas voladoras, muy ligeras y reactivas, pero pocos indicadas para acumular kilómetros; además de modelos más específicos para montaña, cross, pista, césped, etc.
Las hay con suelas con tacos largos o suelas con tacos más o menos lisos, en función del tipo de suelo.
La parte posterior del calzado debe amortiguar el impacto del talón contra el suelo y a su vez ha de ser dura en los lados para contener los desplazamientos laterales.
La parte anterior del calzado debe ser muy flexible para no dificultar la flexión del pie, pero debe poseer resistencia a la torsión.
Además la suela debe ser un poco más alta en la parte posterior que en la anterior para facilitar el trabajo del tendón de aquiles.
El material de la parte superior ha de tener una estructura que permita ventilar el pies. también existen calzados con medidas correctivas, para aquellos atletas con un apoyo anómalo de la planta del pies (pronadores y supinadores).
Al comprar:
Antes de comprar unas zapatillas para empezar a correr, es conveniente no dejarse llevar por los caprichos cotidianos, la marca o el color, deberás tener en cuenta las siguientes indicaciones:
- No comprar nunca zapatillas de correr estrechas, pensando que se estiraran con el pasar de los usos, para estar seguro que son del tamaño correcto debe haber un centímetro a un centímetro y medio entre la punta del pies y la punta del calzado.
- El talón debe alojarse cómodamente en la parte trasera del calzado y no levantarse mientras corremos.
- Cuando compremos unas zapatillas nuevas, la utilizaremos primeramente en entrenamientos cortos, no la usaremos para carreras largas, hasta estar seguros que nos van bien, y no nos producen apoyas ni roses.
- No siempre existe una relación directa entre calidad y precio. Es muy recomendable hacer un estudio previo de tu pisada.
El mantenimiento del calzado
- Después del entrenamiento las dejaremos airear en un lugar fresco y ventilado, que no esté expuesto al sol.
- En caso de que se ensucien de barro las pondremos a secar y las cepillamos con cuidado, cuanto menos vayan a la lavadora mejor, no debes ponerla a secar directamente al radiador.
- No deberías utilizar las zapatillas de correr para tu tiempo libre e ir en moto.
- El deterioro que sufren los zapatos no es directamente en el gasto de la suela, aparte del desgaste visible, la estructura se deforma y los materiales pierden propiedades, por lo tanto no debemos esperar a que se desgasten en su totalidad para sustituirlas, hay que cambiarlas en cuanto notemos que han perdido el tacto original.
Empezar a correr
Muchas personas se muestran reticentes a la hora de iniciarse en esta actividad, no porque desconozcan los argumentos a favor de hacerlo, sino porque consideran que a pesar de los beneficios que aporta, se trata de una actividad cansada y monótona.
Correr puede convertirse en una auténtica tortura para quien sobrestime su resistencia física, pero puede llegar a ser un deporte indispensable si se practica con equilibrio e inteligencia.
Muchas personas corren pensando sólo en la satisfacción que sentirán al finalizar el entrenamiento; de hecho, las endorfinas que el organismo segrega durante el esfuerzo físico son euforizantes.
Otras corren con la pretensión de perder peso en poco tiempo o de ponerse «en forma» en quince días. Estos corredores no disfrutan mientras corren, sino que se autoimpone un entrenamiento y, tarde o temprano, renuncian a seguir entrenando.
Cuando se empieza a correr, hay que realizar un entrenamiento de tipo aeróbico, es decir, un ejercicio prolongado de baja intensidad.
Trabajar en un nivel de esfuerzo bajo es la forma más eficaz de incrementar la resistencia, más que realizar sesiones cortas y muy intensas.
En la práctica, trabajar de forma aeróbica significa correr con una frecuencia cardíaca que no sobrepase el 75 % de la frecuencia máxima, es decir, a un ritmo que permita mantener una conversación. Además, la carrera larga a ritmo suave proporciona la posibilidad de pasar un rato agradable, solo o en compañía.
El entrenamiento no puede endurecerse hasta que el organismo se haya adaptado a la nueva actividad. La duración de este período «de adaptación» puede estimarse en seis meses, pero depende de las cualidades de cada uno, de la edad, del historial médico y deportivo; en definitiva, del punto de partida de cada persona. La clave es «escuchar» el cuerpo para descubrir el ritmo que resulta más confortable para cada cual. Sólo así se tiene la certeza de no lesionarse y no acumular fatiga.
Los estiramientos
A medida del entrenamiento, el corredor pierde flexibilidad y sus músculos (sobre todo los de la parte posterior de la pierna) se vuelven más tensos y tienes más posibilidades de lesiones. Para prevenirlas, es fundamental realizar estiramientos antes y después de la carrera. Los estiramientos son el complemento imprescindible de todos los deportes y, en especial, del atletismo.
El descanso
Si muchos corredores se resisten a descansar porque un día sin entrenamiento les procura una desagradable sensación de inactividad y pérdida de forma. Nada más lejos de la realidad: un día de reposo es la mejor forma de asimilar los entrenamientos. Aunque correr nos guste, hasta el punto de que se haya convertido en una parte importante de nuestra vida, no debemos obsesionarnos con salir a correr cada día.
Es recomendable descansar, por lo menos, una vez a la semana. Si a pesar de todo no está dispuesto a quedarse en casa durante el día de descanso, conformarse con realizar ejercicios muy suaves, también es muy recomendable el trabajo de pesas, en el cual deberás programar un trabajo de fuerza o practique otro deporte que no sobrecargue los músculos que más se desgastan en carrera. La natación sería una buena opción.